jueves, 31 de mayo de 2012

una ciudad entera me hala los cabellos,
me toma la cabeza,
me cuenta el reflejo,
se toma mis zapatos
se pelea mis sentidos, mis órganos, mi imagen
y yo no quiero entrar más en su sociedad.
Más bien quiero ser como esos que se escapan,
que salen todo el tiempo por la ventana,
esos tan libres que no se les ve la cara,
que abundan los espacios sin ser vistos,
como si nunca estuvieran allí;
que no pasan, que no paran,
Esos que te rozan, que no sientes,
que sueñas mientras duermes
y cuando no también.
Quiero ser de esas sombras abundantes de espacios,
que se vuelven hombre de plaza,
mujer del café, cara de nadie.




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