domingo, 6 de mayo de 2012


Tal vez el mundo en su totalidad necesita una cantidad exacta de agua, que lleve la vida, la mantenga, lo justo en cada espacio, algo así como un número de litros permitidos por metro cuadrado, algo biológico, medio mágico, inentendible.
En esa gran cantidad esta encerrada: el agua del océano, del riachuelo, la que lleva el camello en su joroba, las nubes, las lagrimas.
Probablemente sea aquello lo que hace que por causa de sequia la gente desespere, rompa en llanto. Ese llanto cae a la tierra, la nutre. 
El sollozo es algo más que tristeza, emoción, falsedad, nostalgia; Es como algo instintivo, más del cosmos, ese modo terrenal de vivir a últimos suspiros.
Y quizás es este llanto, esta lluvia interna; un pedido de ese suelo casi muerto, medio herido; algo pequeño que se le brinda a las raíces para que se les pueda habitar, para que sigan viviendo. Y ahora es mi turno y no pienso negarlo, ir  llorando toda esta tierra seca ,entrando a este ciclo eterno del vos me das, yo te doy. 

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