martes, 12 de junio de 2012

Yo siempre quiero que vuelvas,
Tan sínicamente lindo,
Quedarme en tus cordilleras
tus vientos
Tu risa de cinco sentidos,
tus constelaciones oculares ,
tu ciencia de caderas rotas,
tu pasión de partículas, de vida,
tus plantas, tu rareza.
Y quererte a pedazos, en tus tiempos, tus arrugas. 
Hacernos cosa de gravedad, 
cosa que se va y no se pierde. 
Manzana, tierra, hombre, 
raíz que muere, revive, 
que regresa ciertos días.
Enamorarnos con las sombras,  
que si nos perdemos ellas se busquen, 
se encuentren en rincones cada vez que el sol se vaya, 
pasando las ventanas uniéndose,
narrándole en las noches historias a la gente,
que escuchen ciertas cosas imposibles, inhumanas,
cuando es nuestro rastro que se quiere andar.

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