viernes, 29 de junio de 2012

Quizás el destino no nació en una casa, fue más cosa de calle, trasporte público y polución. Cuando dos fulanos se miran entre sí, se encuentran de improvisto, pasando por alto sus lugares de origen y una ciudad que los cuela con los otros, que de igual forma los lleva a tropezarse .
A halló en B ciertas cosas, algunos sueños,considerando así que no hacia falta más y se treparon por las ropas, por la mente, y a pesar de ser como otros no fueron hombre, mujer, niño o gato; fueron distintos, casi uno, una mezcla de miradas que no cesaban. De aquel momento salió un aire, algo espeso, medio fuerte, que ahora va tocando las puertas, las abre para aquel que le va llegando la hora, hora de imaginar, de ver en el otro sus andanzas y crear en el rato ese viento que va  marcando un camino que lleva a creer que no hay casualidades.

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