jueves, 21 de junio de 2012

A  veces te quiero y  es suficiente.
Con esta firmeza oceánica,
tierra nula, derretida, 
que va y viene
Como esas cosas vacilantes que no llegaran. 
Y vas llenándome de tus remolinos,
De tus espirales ocultas 
y son tus mareas las amantes de mis balsas, de mis ríos,
de mis ideas liquidas que ciertas veces 
son tempestades y aniquilan todo sin dudarlo. 
Quizás seremos arena navegante,
o peces peregrinos que se olvidan entre sí,
Que se buscan, que se encuentran,
Que ríen, nadan y nadan 
y no quieren parar.
Y nos vamos mirándo sin dolor,
sin esta angustia pesada de saber 
que en este mar hay más como nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario