Hay ciertos amores, de media hora, media tarde o medio día, donde no hace falta mucho,
quizás un beso, doscientas palabras, un te veo luego.
Quizás este amor no dure
tanto, y con el tiempo y las arrugas se vaya por las tuberías.
Mientras tanto,
haremos de estos besos universos, que se formen de tus líneas y las mías, de los
trazos de tus labios con mis dientes y la piel, y las pupilas. Y si después
cierro los ojos, te tendré rondando entre cavilaciones secretas y esta almohada
donde te quedas mientras duermo; y si despierto, saltaras de mesa en mesa hasta
subirme por los cabellos, reducirme la barriga y quedarte habitando en esta
cabeza que agotada vive y te imagina al mismo tiempo.
Quizás con los días aprenderé
a ahorrar miedos, ciertas penas, a olvidar esas voces que dirán quererte siempre,
cuando el amor es inoportuno y la vida incierta.
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