"Siempre inventabas cosas malévolamente fascinantes,
hacías casi todo para demostrar AMOR
excepto decir “te amo”.
Estabas convencida de que al verbalizarlo (al amor),
excepto decir “te amo”.
Estabas convencida de que al verbalizarlo (al amor),
se le delimitaba, se le arruinaba.
-¿Cómo pretendes hablar de algo
que ni siquiera puedes describir?- decías.
-
¿Cómo te atreves a pronunciar siquiera algo que ignoras absolutamente qué es?
Odio a la gente que va por la vida diciendo “te amo”
como si repartiera volantes de centro comercial.
¿Cómo te atreves a pronunciar siquiera algo que ignoras absolutamente qué es?
Odio a la gente que va por la vida diciendo “te amo”
como si repartiera volantes de centro comercial.
Como si al decirlo, sus podridos corazones volvieran a latir con fuerza.
Como si al mencionarlo pudieran tenerlo o retenerlo,
como si nadie supiera que hace mucho se les escapó y ni cuenta se dieron.
Como si al mencionarlo pudieran tenerlo o retenerlo,
como si nadie supiera que hace mucho se les escapó y ni cuenta se dieron.
No cariño, el día que yo te diga que TE AMO
sabrás a qué me refiero.
sabrás a qué me refiero.
-
Tenías razón."
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