domingo, 28 de abril de 2013

A veces se me da por la tristeza,
la siento ajena y extraña,
y me acecha por dentro.
Uno siente que los ojos le pesan,
las esquinas del cuerpo se llenan de la nostalgia,
de todo el sentimiento ingrato a la felicidad,
un color oscuro...
todos los recuerdos que rompen, que vacían.

A veces hay que poner los ojos bajos,
 la boca tersa, las manos quietas,
 el corazón agudo,
 hay que encerrar las lagrimas que van tomándose de a pocos los rincones,
 el liquido del sollozo incoloro que tumba los muros de la fuerza y nos lleva a llorar.

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