Tengo los pulmones llenos,
un suspiro vasto de mi
humanidad a color,
la que se destiñe en la tina,
que se va por el agua
y le dejo mi humanidad a los hombres,
a las tuberías,
a la corriente del río;
la mira la gente mientras va en el metro.
Lo pinto todo de sabor y sentido,
de rastro entre poros y aliento,
los colores cortos que no van más allá de la piel.
Ruedo entre el publico anónimo, los mirones
sin nombre,
los matices eternos de la vida,
la fragmentación humana que se
siente una,
confundida en la inútil ilusión de la cotidianidad.
No pertenezco a
nada, suelto lo que tengo,
lo tiro por la borda, soy eterna,
libre entre mi cuerpo
andante y el agua con que riego las plantas.
Al soltarlo todo he vuelto a mi
vuelo,
a la base que ronda mis pupilas.
seré más que humana, seré mi constante búsqueda,
lo que no tiene tildes,
el pesimismo que no es conforme, que me hace admirarte, admirarme,
buscarme en cada mañana.
De todo esto
me invento una canción,
luego me invento que no quiero escribir,
luego no me
hago una canción y termino desarmandome por la noche.
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