Tal vez pueda jugar un rato con las letras,
morir de letargo,
extrañarme entre el parpado,
tenderme bajo las sabanas con mi
liquido humano,
mis muros banales, mis miedos,
mi luz libre a la que se le
antoja ciertas veces salir navegando,
pasarme por el rostro, el poro, el
reflejo
y con el rato decirme entre murmullos -Qué bonita estás mujer-
Juego
conmigo misma,
con mi compañía de tildes,
con las viñetas sobre él,
lo que me llena de esto y lo
otro...de aquello.
Se me resume el día en un colchón,
en la valiente gracia consumista
de la sabana,
de la danza que te atrae hasta mis tobillos
con ese frió que nos marca las ganas de seguir viviendo,
de abrigarnos,
siendo temerosos,instintivos,
terminando bajo las cobijas,
pasando entre dedos los hilos viejos y este juego
noctambulo,
este insomnio,
esa canción bajita para lavarme la zozobra
esa canción bajita para lavarme la zozobra
y perder el
día entero murmurando antiguas notas de lluvia, de amor o soledad.
Me levanto
para descubrirme,
para cruzar mi propio lumbral edénico,
para marcharme lejos con
este sol que hierve con la lucha.
Te miro de cerca, con tus pestañas, tus curvas,
nos pintamos los ojos dormidos,
nos ponemos a
secar al viento frió de los futuros sueños.
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