miércoles, 18 de abril de 2012


Hay una cosa, algo pequeño, medio anónimo, basto.
Que abunda en el cuerpo desde que empecé  a ser.
Luego, esa cosa sale sin aviso, vuela y me asusto,
me lleno de miedo; es que no quiero que se vaya,
ni que se aleje, ni que vuele alto, muy alto.
alzo los brazos, no puedo alcanzarla.
Corro tras ella, se detiene, 
y se filtra en uno, en otro, 
salta de fulano en fulano,
se toma los cabellos, las ideas,
 los ocupa sin hablarles, sin decirles 
– Ey, amigo,lo siento, una mujer viene por mi-
Solo entra y lo transforma a su antojo,
así como así, para que me quede con él. 
Y llego buscando esa cosita que me ha abandonado,
me enamoro, beso, sonrío, deseo, no hace falta más.
Con el rato esa cosita se va, se aburre,
dice que prefiere volar, otras cosas más altas,
que bla bla bla y no lo entiendo.
Quizás quiere posarse en otros deseos,otras mentes, 
otros objetos y horizontes,
que siempre buscaré por conseguir
ese pedazo de mi que me hace falta.
No, no llores, 
no es culpa tuya, ni mía, ni del desamor
que no sabe siquiera de que hablo.
Es eso, esta cosa, malvada, inquieta
Que te ha dejado, que me dejo desde siempre
Y ahora debo seguirla. 

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