martes, 13 de marzo de 2012

 En su lugar Amélie ha cultivado un gusto por los pequeños placeres, como: meter la mano en un saco lleno de legumbres, romper la capita de azúcar caramelizado de la Crème brûlée con una cuchara, verle la cara en la oscuridad en el cine a la gente, lanzar piedras en el canal Saint Martin o tratar de adivinar cuántas personas hacen algo en un determinado momento.  

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