martes, 25 de junio de 2013

¿Yo soy esto? ¿cómo asegurarlo? 
¿Cómo no tachar una imagen que no se sabe si bien es la mía?
¿Cómo venerar una imagen si no se sabe si bien es nuestra, tuya o mía?
¿Cómo no reconocer mis manos cuando es lo único que veo?
y mis piernas y mis pies y mis senos...
Y no saber mirar más allá porque ya no le queda más espacio al ojo; es como quedar en una margen, en un encierro que no sabe mirar hacia atrás. 

¿Cómo creer que soy más pequeña o más grande que el otro si me pongo a su lado y no logro verme?; y si nos vemos es sobre el espejo, o bajo él; quién sabe... y yo lo veo a él ahí reflejado, creyendo que ahí está la misma figura que puedo palpar, acariciar, morder, soplar.
Pero si toco el espejo y solo siento la superficie lisa que también se convierte en mi cara, en su cara, en nuestr cuerpo de una sola dimensión.
Soy como un dibujo con sombras y luces.
¿Quién sabrá la verdad de esa locura casi onírica del espejo? pues es como un espejismo que nos deja flotar bajo o encima a él.


Banal burla del espejo, una broma para el que se mira y cree que es, que se conoce la imagen en cada reflejo.
Buen juego del que concibe que su imagen es imposible, que su todo es cambiante, oscuro, claro, 
y corre con su imposibilidad de trazo humano, y se mira y se ríe
Y se esconde de si mismo, de su imagen, que siempre está ahí, que no se podrá perder aunque cierre los ojos y todo se ponga oscuro.
Yo, con mi imagen distorcionadamente bella, 
algo con lo que siempre jugará el clima, el sonido, la distancia ,la luz y claro, como olvidar el tiempo.
Algo con lo que siempre jugaré desde mis manos, pues el resto puede ser un espejismo, una forma degradada... 

¡Pero que alivio!,
Porque entre parpadeos voy cerrando de a poco los ojos
y no hay cosa mejor para sentirse que cerrar los ojos.

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