lunes, 19 de noviembre de 2012

Mis muertos son penas olvidadas de amor y amargura, caricias marcadas, un altar que da vuelta a la ciudad si es que camino, lleno de velas, suplicas, canciones que he tirado al viento y no regresan; lo que se funde en el cuarto, voltea los ojos, apaga las luces, se derrama de a poco, un poquito, escala la cama y se hecha a dormir.
Mis muertos son dos tipos que deje danzando solos mientras perdía las guerras, mis guerras malogradas de las que salí gateando, que ahora reconozco a los lejos y lloran ciertas veces por verme pasar.
Mis muertos son mis huellas, un pasado que encuentro bajo suelas,  fundas, bajo la almohada que me oculta de la luz y me deja quedarme en la cama, pensarte de a poco, callada, insensata,ilusamente perdida entre la sabana y los besos que te quiero dar.
Mis muertos los he dejado, los he perdido, les he cavado su propio foso, les he creado siete casas de sueños, así se quedan bien quietos, dormidos, en silencio o jugando sin alborotar las causas presentes. 
Mis muertos son ahora todas las caras que llevo conmigo, la soledad de las puertas, la gravedad del asunto, la ausencia ocular en el espejo; son la piel que mudo, que habito, que deje tendida al sol.  
Muero cada día para verme pasar, sobrellevando las cargas que también llevan todos; como tus cargas que son mil muertos que no se dejan ver mientras no hables de tus ayeres, de tu poca o mucha voluntad, de tu cobardía, tus recuerdos. 
La muerte es la nostalgia en que se cae cada día, a lo que se le escribe cartas, se guarda en albumes, porta retratos, se deja pasar a la sala, que se quede unas horas, días según el caso. Llega a pasar la vida, la vida llena de muertos, de perdidas, de batallas olvidadas o simples recuerdos, recuerdos de años, recuerdos que nos hacen ser,dormir, perdernos en la calle con los ojos borrosos. 
Soy la vida que sigo buscando, un cuerpo más reclamando suspiros que vienen llegando si es que miro hacia atrás, hacia adelante, hacia el cielo nublado que no quiere llover.  
Es la base de la vida comenzar a habitar pasos, creando historias  y fallas que se quedan bien adentro, entre la lengua,los labios, los flujos de sangre, la humedad de órganos y lagrimas.
La muerte es la esperanza que llevamos a costas, olvidar esa parte de historia en la que todos figuramos y solo unos cuantos se atreven a contar, el relato que se escabulle en la cotidianidad de miradas que abundan de vida, que se levantan sin sentido y el suelo les traza el secreto de saber que quizás si se camina se llegue a alguna parte. 

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