lunes, 16 de junio de 2014

Ahora soy como una pila de gestos innombrables.
una acumulación de eso que llevo a costas o pretendí ser;
lo que ya no queda más que en fotos o álbumes ruñidos por el moho y los años...

Quedo casi sin rostro en la última respiración de los minutos, no tengo identidad para el tiempo porque cada que transcurre el rostro y el cabello cambian. 
Al fin el tiempo dejará de pasar y moriré con gestos totalmente distintos a los que tuve en mis primeros años, cuando el espacio era borroso y no diferenciaba un objeto de otro y la vida era una incógnita;
todo se prolonga poco porque siempre cambia y lo único que me queda es ser parte del desecho que me han dejado los recuerdos y un reloj del que no hay escapatoria.
Creo que nunca llegaré a ser presente porque en el momento en que soy ya todo ha pasado para quedar profundo entre lo que pierdo en el inconsciente y el ritmo monótono de los días.
Todo lo que habité y perdí se ha quedado secretamente en las gotas que se desperdician periódicamente en el grifo mientras nadie en esta casa lo percibe, 
mientras cae el árbol que no existe pues nadie escucha,
mientras se abrigan las olas unas a otras y pasa la vida y los años y todo se refugia en el laberinto de las remembranzas.

Soy una montaña de cosas pasajeras, 
una pila de recuerdos almacenados que tiendo a usar de cuando en cuando y luego pierdo sin despedida alguna;
sin siquiera confrontar la realidad de ese momento, 
sin siquiera llorar porque estoy perdiendo algo que nunca identifiqué... 
sin siquiera alcanzar a percibir lo que fui y tengo estacionado entre los dedos de los pies y el cabello...

Toda la vida he mirado al espejo empañado del baño, pretendiendo recordar lo que soy y ya no seré más, reconociendo los gestos que he tomado de este y de otro...
Volteó la mirada al saber que pierdo el tiempo, que todo es en vano.
moriré sin verme la cara,
sin saber qué gestos hice en mis mejores épocas pues no siempre pude verlos,
sin saber qué gestos hice cuando rompí mi propia alma entre la desesperación y el pánico...

moriré sin saber cómo llegue a morir pues no recuerdo ni cómo nací ni lo que he vivido...

Creo que a fin somos lo que va perdido entre las marcas de un pasado creador de hombres apegados a un recuerdo al que no saben cómo llegaron.

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