Yo le pienso lo suficiente,
le imagino ahí sentado en su sillín de libertad andante,
de pedales viajeros por su impulso;
impulso de sus pasos que no tocan suelo.
Yo le veo volando entre el viento cariñoso,
Con los brazos de par en par,
sin temor a que tenga que frenar en cuestión de segundos...
cuando el tiempo no le alcance,
entonces salga volando un poco más alto para luego caer al suelo
y que le duelan los tobillos
sin temor a que tenga que frenar en cuestión de segundos...
cuando el tiempo no le alcance,
entonces salga volando un poco más alto para luego caer al suelo
y que le duelan los tobillos
y que ya no vuele…
qué temor si ya no vuela…
qué temor si ya no vuela…
Yo vuelo con usted entre sus ruedas,
yo le escucho cantar entre el tráfico.
Yo lo siento llegando y también vuelo,
pero a diferencia de usted en su viaje, yo voy perdiendo el equilibrio por los nervios de verle.
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