domingo, 27 de enero de 2013

Yo canto para ti todas la canciones de cuna, de amor, 
de desesperación y caminos perdidos.
Cojo tus trozos de lluvia, los llevo a mis raíces secas. 
Tomo de a poco tus manos agrietadas, tu boca con suspiros, crezco. 
Vos traes a mi todas las historias que se viven en las tardes, el secreto de la puerta cerrada, un sin fin de sentires que son como
un zoológico, una tormenta, 
un riachuelo que me escala la barriga.
Se humedecen los ojos y te miro
y entre mis parpados queda ese murmullo, 
todo lo que se dice cuando no puedes oírlo,
lo que no tiene nombre, 
que solo es acción y recuerdo,
lo que no está escrito 
y aun así queda bien adentro,
almacenado entre la vida, los años, las marcas, 
lo que es casi un tesoro,
algo que esconderían los otros para que no viera. 
Pero me tropecé, nos tropezamos... 
Que suerte. 

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