domingo, 23 de diciembre de 2012

Qué valentía pensar en quererte, sobre este mundo de erróneos, de quejas, de casas vacías y gotas que brotan de los ojos cuando ya nadie quiere ver.
Qué valentía llenarse de latidos, de flores, de sonidos,
sin pretender que se terminen, que se olviden, que se dediquen cuando el otro ya no esté. 
Qué valentía creer que te quiero, que tomo tu mano y no la suelto, si es que el amor nos cambia,nos vuelve libres, nos llena de magia,nos lleva a volar y ser distintos,
a elevarnos juntos, tan juntos, a no estar sujetos.
Qué valentía caer fuertemente, colisionar contra el suelo y las paredes, levantarnos de a poco, cada cual en su vida, en su herida y seguir caminando.
Qué valentía imaginar tu nombre en esta falta, que va marcando con los días tu sombra, tachándola de ajena, tan tuya, donde a veces te toco la puerta, me dejas pasar a enredarte la mañana de palabras y besos.
y te digo te quiero, te parpadeo, te siento.
Yo me quedo aquí sentada, mirándote de lejos, sabiendo que estas bien, que no me has borrado.
Qué valentía habitarnos, nombrarnos, mirándonos a la cara, sabiéndonos tan frágiles, tan humanos, parados de un lado a otro, frente a frente, hombro a hombro, color a color, pupila, mano, papila, poro, cuerpo, piel... Así sucesivamente.
Qué valentía saber que sucedemos,
que nos quedamos,
con miedos, con penas, con llantos,
con vida,
nos quedamos.

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