Hay
días en que la vida se me cae hasta los pies
y las horas van tan rápido
que ni se alcanzan a contar.
Días de letras
pesadas, mala suerte, agotamiento,
donde me quede dormida, caiga bajo
la cama
y con el tiempo me pierda entre el polvo, la suciedad.
Debiera empezar de nuevo,
limpiarme esta tierra, este llanto,
este espacio vació que duele, el silencio.
Pintarme de a
poco, marcar los ratos, ponerle escalas,
Sucesos a 5.000 pies de altura,
Puertas
abiertas con llaves invisibles,
Historias
que lleguen a los cráteres lunares.
Quien sabe donde quedaran mis próximas huellas
ni cuando mi historia va a ser computada,
ni cuando mi historia va a ser computada,
cuanta de ella
se ira como si no hubiera venido,
entre cavilaciones inexistentes y vejez.
Quien sabe que consejos voy a inventar
Quien sabe que consejos voy a inventar
o si
sere más de lo que muestran mis huellas,
mis pasos rotos, mis metas aun no olvidadas.
Tal vez algún día dejaré el mundo a un lado, casi de cabeza
olvidando todo esto cada vez que se me antoje;
Sin tanta vuelta, necesidad, como un reflejo absurdo de un capitulo que hasta ahora entiendo a medias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario