jueves, 19 de mayo de 2011


Y en el vacio dos seres apostaban infinidades de veces sobre un numero de probabilidades que afectarían al ser, iban rodeando el espacio y compitiendo; marcando el símbolo individual en cada rincón interplanetario, siendo navegantes del cosmos y sonriendo mientras cumplían su labor de apostadores de la vida… y el transcurrir del segundo en que marcaban la suerte los átomos. De igual forma un hombre viejo compraba un caramelo que le recordaba sus días pasados y una lagrima recorría la mejilla con rebeldía; el sapo de la esquina tomaba el te tranquilamente y la mujer de ayer se miraba al espejo extrañando con nostalgia su belleza; yo anduve por ahí arrastrado los tobillos con la idea en la mente de que al pisar la raya del pavimento obtendría  la deriva… y así viví mientras tanto en ese mundo rodeado de arboles donde germinaban miércoles mágicos ocasionalmente.

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