lunes, 19 de enero de 2015

Me pregunto si aún bordas peces de colores
en las noches insomnes,
mientras Hollywood te habla
de ese amor que sabemos imposible,
improbable,
y se roba tu nostalgia de diamante.
Me pregunto si aún guisas sofisticados platillos
con recetas robadas a los cuentos de hadas.
(Que siempre terminaban siendo devorados por
furiosos cerdos egoístas. Y me incluyo)
Nunca te dije que sabía que acostumbrabas a mezclar
el ajo y la cebolla con tu sangre,
y que en la sopa me entregabas tu saliva.
(Ahora entiendes por qué prefería empinarme el plato,
y hacerte el amor justo antes del postre)
Me pregunto si Sabina y Enciso aún hablan de nosotros,
si la cerveza y los cigarros aún saben a nosotros,
si cuando todos los héroes caen vencidos
aún brindamos (a solas) por nosotros.
Si la luna sigue siendo de los dos.
(Aún escucho los viejos discos. Ya no lastiman tanto)
Hoy encontré el conejo en la luna
y mis tatuajes sangraron nuevamente.
Tenemos tantas cicatrices.
Niguna tan amada
y tan atormentada como la de tu espalda.
Hoy encontré el conejo en la luna
y entendí que jamás estaría solo.
¿Aún bordas peces de colores?
Supongo que no.
(Es más fácil conciliar el sueño
lejos de los amores inconstantes).


Israel Miranda Salas.

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