miércoles, 12 de febrero de 2014



Camino y todo es eterno;
porque lo que piso perdura.
Muevo huesos y músculos,
entro en su sublime belleza...
esa de un aparato humano que se atrofia a ratos a causa de la melancolía y la parálisis mañanera de quince minutos cuando me tiendo después del baño, desnuda, bajo las sábanas.

Camino y todo es un compás bello;
he olvidado eso del caminar cómo un deporte,
siento que he hecho ya un esfuerzo para coordinar mi peso y el

de la gravedad que me deja sin remedio plantada sobre la tierra.


Dejo entonces de esforzarme y simplemente me dispongo al movimiento…
Entro en un estado de gracia y siento la proporción del espacio que se altera para que lo traspase con mis lineas y mis curvas.
Camino por ver el movimiento artístico de un cuerpo que no creo mío,
que percibo como un cúmulo de universo que se extiende inconsciente en el vacío.


Caminamos por hacer euritmía, un arte que pone al cuerpo sobre un verso poético, llevándonos a rozar el espacio con nuestro yo más sublime…
Todo se mueve a un ritmo,
desde el átomo hasta el planeta desconocido que sabrá dios a cuántos años luz se encuentra.
“Cada individuo tiene su ritmo; para caminar, para trabajar y para amar. Indudablemente cuando un hombre y una mujer se atraen, eso se verifica por sus ritmos, es porque unidos, son importantísimos para la economía del universo.”

1 comentario:

  1. Y pues bueh........ te leo nuevamente después de años, te quiero mucho Camila, espero todo te este saliendo como lo deseas.
    Jose

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