lunes, 12 de septiembre de 2011



Déjame  buscarte entre esos muros
coloridos, rayados, groseros;
En  medio de Azoteas,
ventanas, rostros, sonidos.
De mirarte entre estrofas,
O  susurrarte en la angustia
de esas mañanas malditas.
Déjame  limpiarme las heridas con tu nombre
De  pronunciarlo en las noches
si es que hay miedos,
Y rezarle al agua,
que te lleve con ella,
De transformarte en luz cuando la oscuridad me engulle  
Luz que acapara los cuerpos,
Ese resplandor que se ausenta sin aviso.
Cantare un poco quizás,
Cantos mudos, silenciosos, prudentes
Cantare para aliviar
esos vacios que ahora existen;
En la cama, en la silla, en el alma.

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